martes, 10 de junio de 2008

TAREA 3



1-Miguel Hernández

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

2-:Luis Rosales

Gracias por abril si siento
su creciente maravilla,
gracias por esta sencilla
plenitud de sentimiento,
gracias porque suena el viento

y entre los álamos reza,
gracias si, al fin, la tristeza
se convierte en mi destino,
gracias, Señor, el camino
terminará donde empieza.

3-Blas de Otero

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua;
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de im patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

4-José Hierro

Las nubes puestas a secar al sol.
Los ciruelos condecorados por la primavera.
Abril, de manos húmedas,
acaricia la frene de los arces.
La lengua púrpura del atardecer
lame la curva de las lomas de plomo
y las convierte en carne tibia.

Todo ha sido creado
para mayor gloria del viento del oeste
que despeina las aguas del lago.
(Más allá, la ciudad, desplegadas las velas
[de cemento,
navega hacia su olvido, noche, sueño, nunca.]

5-Luis García Montero

Por detergentes y lavavajillas,
por libros ordenados y escobas en el suelo,

por los cristales limpios, por la mesasin papeles, libretas ni bolígrafos,por los sillones sin periódicos,quien se acerque a mi casapuede encontrar un díacompletamente viernes.Como yo me lo encuentrocuando salgo a la calley está la catedraltomada por el mundo de los vivosy en el supermercadojunio se hace botella de ginebra,embutidos y postre,abanico de luz en el quioscode la floristería,ciudad que se desnuda completamente viernes.Así mi cuerpoque se hace memoria de tu cuerpoy te presienteen la inquietud de todo lo que toca,en el mando a distancia de la música,en el papel de la revista,en el hielo deshechoigual que se deshace una mañanacompletamente viernes.Cuando se abre la puerta de la calle,la nevera adivina lo que supo mi cuerpoy sugiere otros títulos para este poema:completamente túmañana de regreso, el buen amorla buena compañía6-Andrés Sánchez Robayna

Las lineas de la mesa
interrumpidas por naranjas

dispuestas en un plano
sobre la luz del cuarto blanco

abajo el mar se tiende
bajo la mano de las elipses

la luz inunda el cuarto
y las naranjas se acumulan

sobre la luz que entra
y que se tiende en la blancura

de este cuarto y el plano
de las naranjas y la mesa

7-Ángel González

Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el
puerto de Bremen con jirones de niebla
y de hielo en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la
superficie del Pacífico Sur bellas bañistas.
Eso sucede en el mismo tiempo,
peor jamás en el mismo día.
Porque cuando es de día en el mar del Norte
-brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz-
es de noche en Valparaíso
-rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas-.
Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba-detrás,
muy cerca, iba mi boca-.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.
Pero jamás el mismo día

8-Dámaso Alonso

Gota pequeña, mi dolor.
La tiré al mar.
Al hondo mar.
Luego me dije: «A tu sabor,
¡ya puedes navegar!»

Mas me perdió la poca fe...

La poca fe
de mi cantar.
Entre onda y cielo naufragué.

Y era un dolor inmenso el mar.

9-Gabriel Celaya

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias —sabio—,
cómo —frívolo— brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.

10-Victoriano Crémer

Sueño, luego existo.
Pienso
que sueño tan hondo y cierto
que el sueño me despierta
en mitad del pensamiento.

Y me duele este soñar,
pensando que es tan sin sueño,
que los sueños se me rompen
—espumas del pensamiento—
en las arenas del mar
en que soñando, navego.

¿Pero existo? ¿Dónde y cómo?
Aquí, encerrado, me encuentro
en el sueño sin salida
que teje mi pensamiento,
preguntándome, doliéndome,
de ser, soñándome, cierto.

Soledad de soledades:
ya ni yo mismo me sueño,
pensando que existo y soy
sueño de mi pensamiento.

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